La “factura” del coronavirus: cobró vidas y terminó con pequeños capitales

Desde la llegada de la pandemia del Coronavirus, varias familias adoptaron una actividad comercial para generar ingresos

Oscar Chávez

EL FULGOR.com

ORURO

Al menos 200 personas dedicadas al comercio formal e informal murieron por causa del coronavirus en un año, además de haber perdido la totalidad de capitales económicos, derivando en el cierre definitivo de un promedio de 3.000 actividades económicas.

El 10 de marzo del 2020, fue la jornada en que la población orureña se alarmó al confirmarse el primer caso positivo de coronavirus, identificado en una mujer de 64 años, que había llegado al país desde Bérgamo, Italia, fue entonces que inició la primera ola de contagios.

Oruro fue el primer municipio del país que ingresó en cuarentena desde el 15 de marzo de ese año, los casos iban en ascenso, lo que ameritó instruir el cierre de todo tipo de actividad comercial, medida que para el sector gremial fue considerada como el inicio de una tragedia, ya que su trabajo les permitía vivir del día a día.

LA INMEDIATEZ DE LA CRISIS

Varios testimonios de comerciantes asentados en diferentes mercados, que se dedican a la venta de fruta, verduras, ropa y otros productos, sostienen que la incidencia negativa fue evidente desde el primer mes de la aplicación de la cuarentena. Digámoslo en otras palabras, si bien la alarma colectiva hizo que, en un inicio, la venta de productos, sobre todo alimentos se haya presentado en mayor demanda, el problema vino a futuro, al no tener productos para la oferta, pues fue casi imposible contactar con los proveedores o mayoristas debido a las restricciones de la cuarentena.

“Primero se ha agotado lo que en ese momento tenían (verduras y otros alimentos para la venta), luego ya no han sabido qué hacer, han vivido de sus pequeños capitales y ahorros los primeros meses, creyendo que la situación iba a mejorar, no ha sido así, las cosas han ido empeorando”, indicó Jorge Orellana, dirigente gremial de una de las tres federaciones existentes en el departamento de Oruro.

El comercio local destaca desde negocios considerandos “grandes” por el capital que conllevan, hasta un pequeño puesto de refrescos, verduras o golosinas. Si bien no se cuenta con un indicador que resuma la pérdida económica en general desde la llegada de la pandemia. Existen algunos ejemplos con los que comprenderemos varias realidades.

LOS CAPITALES PERDIDOS

La población gremial en Oruro asciende a 50 mil comerciantes aproximadamente, divididos en tres federaciones. Dentro de una de ellas, que es liderada por Jorge Orellana, existen afiliados que en su labor diaria comercializan artesanías, alimentos o bien prestan algún servicio. Se dijo que el capital promedio de “arranque” es de 1.000 bolivianos y que el trabajo diario les permite vivir de las ganancias obteniendo ingresos mensuales hasta de 1.500 a 1.700 bolivianos. Sin embargo, desde mayo del 2020 la generación de economía fue en decremento al no poder adquirir productos para la venta, o también ante la falta de “compradores” en el caso del rubro de artesanía, la población priorizaba el empleo de dinero ya sea para adquirir alimentos de primera necesidad, medicamentos, implementos de bioseguridad, entre otras prioridades.

Se estima que al menos 200 comerciantes perdieron la vida desde marzo del 2020

“Al no poder salir a los mercados, (las familias comerciantes) han vivido unos meses de sus capitales y ahorros. En el caso de frutas y otros, se han empezado a podrir y eso ya es capital perdido, ha habido un tiempo en el que nuestros afiliados han salido a la calle con banderitas blancas, entre nosotros nos hemos ayudado porque es importante el trabajar “hoy por ti y mañana por mi””, dijo el dirigente.

LOS CONTAGIOS Y EL CIERRE DE NEGOCIOS

Entre junio y septiembre las dirigencias federativas recibieron reportes de sus afiliados que se habían contagiado con el coronavirus, ahondando aún más la difícil situación de varias familias, sobre todo cuando el dinero era escaso, a ello se sumaba el costo para acceder a los servicios de salud y medicamentos que durante este periodo sufrieron incrementos sin justificación alguna, como ejemplo se destaca que un cubrebocas o barbijo KN-95, llegó a costar hasta 150 bolivianos, lo que en la actualidad uno puede encontrar en un promedio de 10 bolivianos.

“Hay casos donde (las familias) ya no tenían qué comer, sobre eso llegan los contagios de varios de mis compañeros y se han tenido que encerrar para no contagiar y con lágrimas en los ojos hemos perdido a compañeros, amigos comerciantes y dirigentes grandes, han muerto incluso papá y mamá, o los hijos. Dentro del comercio por lo menos hemos sufrido 200 pérdidas humanas”, sostuvo Orellana.

Los pequeños negocios se perdieron al no contar con capital de sustento

Al no generar ingresos para subsistir, sumado a los casos donde varias personas se contagiaron con el virus, se estima que, de un promedio de 20.000 actividades económicas, 3.000 aproximadamente cerraron de forma definitiva, entre ellos comerciantes de verduras, frutas, pequeños y medianos artesanos, comida, entre otros, cuyo capital económico comprendía algo más de 1.000 bolivianos.

LA SITUACIÓN HOY EN DÍA

Si bien las restricciones de la cuarentena en la actualidad no impiden el desarrollo diario de las actividades, los efectos negativos en un año fueron de alto impacto en la economía que intenta “levantar vuelo”. En esta dirección se espera el apoyo de las autoridades regionales, al considerar que, desde marzo del 2020 la situación fue en declive afectando a todo rubro comercial.

“Ha sido un año muy difícil para el sector gremial, tenemos deudas que todavía debemos cumplir, es por ello que seguimos pidiendo a las autoridades a que nos den alternativas en cuanto al pago de impuestos, porque no podemos aun generar recursos. Inclusive estamos proyectando realizar marchas para hacer que las autoridades nos escuchen”, agregó.

Desde el 10 de marzo del 2020 al 10 de marzo del 2021, Oruro registró 12.603 casos positivos de Covid-19 en el departamento. Un total de 575 fallecidos, lo que representa una tasa de letalidad de 2.2 por ciento, es decir que, 2.2 personas fallecen por cada 100 contagiados.

La situación todavía es crítica a un año de la crisis sanitaria