Cochabamba

Última Batalla de Puerto Alonso y Adriana Pariente

Última Batalla de Puerto Alonso y Adriana Pariente

Mausoleo de la Guerra del Acre en Oruro (fotografía Andrés Tapia Flores).

Puerto Alonso fue fundado por José Paravicini el 3 de enero de 1899, llevaba el nombre de quien fuera presidente del país en ese momento, pese a que nos encontrábamos en una cruel guerra civil entre el Norte Federal y el Sur Constitucional, que se definió después a favor de los federales en abril de 1899 en los campos de Crucero de Copacabana cerca de Paria.

Pese a los conflictos internos, muy frecuentes en el país a lo largo de su historia, la hazaña de Paravicini de fundar un puerto en la región del Acre, permitió consolidar la soberanía del país en la selva de la Amazonia y evitar el contrabando del caucho que salía hacia el Brasil sin pagar un solo centavo por esta explotación.

Frente a esta presencia boliviana que incomodó a los dueños de barracas, en su mayoría brasileros, prefirieron levantar la bandera de un estado independiente de Bolivia el 14 de julio de 1899, bajo la mirada vigilante del Brasil; sin embargo, empresarios bolivianos, como Nicolas Suarez, se empeñaron en consolidar la presencia boliviana en la región.

El gobierno de Bolivia reaccionó enviando la expedición de Andrés Muñoz, que salió de La Paz en octubre y llegó a establecer la pacificación en la región luego de la primera batalla de Puerto Alonso el 24 de diciembre del año de 1900 y otras acciones como Riosinho, Volta Empresa, Cajueiro, Amapá y Bague, todas con victoria a favor de Bolivia.

Imagen de Puerto Alonso con la guarnicion y muchas mujeres que acompañaron  la expedición

Nuevamente, el 7 de agosto de 1902, Placido de Castro, levantó la bandera del estado independiente del Acre pese a los acuerdos firmados con la Delegación, bajo el pretexto que el gobierno de Bolivia entregaba la región al “Bolivian Syndicate”. Comenzaron los enfrentamientos en la región entre los bolivianos repartidos en diferentes lugares y los acreanos, a quienes los bolivianos los llamaron “filibusteros”.

Se conoce que, en las expediciones, se enlistaron como voluntarios y se formaron piquetes, a ellos se sumaron funcionarios civiles que desempeñaban cargos específicos de la delegación, estuvieron acompañados de sus familias, y en el caso de sus soldados las conocidas “rabonas” que los acompañaron hasta aquella región encargándose de la asistencia al soldado proveyéndole de su alimentación; alguna de ellas, con los niños en brazos, cargaban también los menajes y utensilios para la campaña.

Luego de haber vencido en Vuelta de Empresa el Coronel Rosendo Rojas ocupó la barraca desalojando a los acreanos, no fue más de un mes que había salido de La Paz un piquete para reforzar la región y además brindar protección al Delegado Lino Romero y todo el personal en Puerto Alonso.

Sin embargo, los acreanos fueron reforzados y comenzaron un cerco que obligó al Coronel Rojas, capitular el 15 de octubre, sus fuerzas fueron diezmadas por las enfermedades y heridos producto del constante asedio. Los testimonios nos ilustran que fueron atendidos adecuadamente por Placido de Castro una vez suscrita la capitulación.

Bajo esta circunstancia, Nicolas Suarez formó una columna con su propio peculio llamada “Porvenir” y logró desalojar a los acreanos de la Barraca Bahía el 10 de octubre, actualmente ciudad de Cobija y de la misma columna se lograba desalojar de Costa Rica el 7 de diciembre.

Puerto Alonso se encontraba aislado, el presidente José Manuel Pando decidió organizar una fuerza y encabezar personalmente la expedición, pero no pasó de Mapiri.

Alegoría fotográfica de Adriana Pariente y un soldado del Acre en el mausoleo de la Guerra del Acre (fotografía Andrés Tapia Flores)

Mientras la escasa fuerza en Puerto Alonso, comandada por el delegado Lino Romero, sentía un sitio forzoso de seis meses en los cuales no era auxiliado para proveerse de alimentos y medicinas para los enfermos. El auxilio desde las poblaciones en el norte no podía llegar por la actitud hostil de los acreanos que no permitían el acceso de embarcaciones bolivianas.

La guarnición no pasaba de 239 combatientes entre los cuales también los civiles empuñaron las armas frente a la presencia de más de 2.000 hombres que comenzaron a hostigar Puerto Alonso por el bosque que lo circundaba y la orilla opuesta en el río.

En la guarnición boliviana, había muchos que padecían enfermedades y era difícil alimentarlos. El 15 de enero de 1903, las tropas enemigas comenzaron su ataque por el sector ocupado por el batallón Cochabamba; intentaron asaltos por el bosque, como lo hicieron en 1901, pero fueron rechazados valientemente. Por las noches los acreanos incendiaban las casas próximas del Puerto. La resistencia fue inútil ante la gran cantidad de combatientes que se envalentonaban con el consumo de “Cachaza”.

Entre los defensores civiles se pudo advertir dos personajes peculiares, por un lado un niño de 13 años llamado Zoilo Flores que fue herido precisamente en el último día de batalla y Adriana Pariente, que al decir del delegado: “hemos visto a una mujer, colocada entre los más audaces, hacer lujo de valor y serenidad, luchando con el mismo brío que los más intrépidos, suelta la cabellera , radiante la mirada y pintada en su rostro la pasión sublime y vehemente que infunden admiración y respeto”. El coronel Benjamín Azcui que concurrió a la campaña la identifica como Adriana Pariente, oriunda de Cochabamba.

El 24 de enero, Puerto Alonso cede y se firma un acta de capitulación, toda la fuerza y los civiles fueron embarcados y transportados por Manaos para luego seguir el transcurso de su viaje bordeando la costa de Brasil y Argentina para tomar el ferrocarril desde Buenos Aires hasta la frontera en Villazón y continuar el viaje a pie hasta el centro del país. Así terminaba la peripecia de los últimos defensores de Puerto Alonso.

Quisimos saber más sobre Adriana Pariente, por lo cual nos pusimos a rastrear en documentos disponible; la encontramos en un hecho muy curioso como ilustra el periódico “El Comercio” en noviembre de 1903, en la cual se señala la detención de algunas personas entre ellas a Adriana Pariente implicada en una “travesura” en la localidad de Corocoro, se desconoce los detalles de la falta. Llama la atención por ser el mismo año de la capitulación de Puerto Alonso.

Un año después, en 1904 de acuerdo al periódico “El Estado”, pudimos comprobar su nombre en la Nómina de pagos efectuados por la comisaría de Guerra por créditos provenientes del Acre, en el cual se especifica el pago a Adriana Pariente de Bs. 50.

El coronel Benjamín Azcui nos comenta que para 1925 Adriana Pariente, se encontraba residiendo en La Paz, y entre la información proporcionada por el Anuario Administrativo del año de 1926 del Ministerio de Gobierno y Justicia, se encuentra una resolución del 11 de mayo de aquel año, en la cual se conoce Adriana Pariente solicitó ser declarada benemérita de la Patria por haber concurrido a la campaña del Acre en calidad de enfermera, aunque la versión de los testigos la ubican como combatiente, algo que no podía concebirse en aquel tiempo. Lamentablemente, esta petición fue rechazada y el registro de su valentía quedó sepultada en el olvido de la historia.

Sin embargo, pudimos conocer que una calle en la zona de Villa Fátima de la ciudad de La Paz lleva el nombre de la singular mujer, siendo el único reconocimiento a su participación en la campaña del Acre, frente a otras mujeres que también acompañaron la campaña y que estuvieron en cada una de las acciones, se perdieron en el tiempo y la historia ingrata las sepultó en el anonimato.

Muy cerca de los 120 años de recordar esta acción, resaltamos la presencia de esta mujer, tal vez adolescente, cuyas circunstancias de acompañar a la expedición no la conocemos, pero nos permite imaginarnos historias posiblemente de amor, de sometimiento, de amor filial, no sabemos; pero más allá de eso, ella quiso que se le reconociera como Benemérita en la última campaña en la cual participaron rabonas.  

La última defensa de Puerto Alonso llevó al límite la resistencia humana, y Adriana Pariente resistió la ingratitud del Estado al cual defendió. Su memoria, por lo menos quedará plasmada en estas humildes líneas, como homenaje a todas las mujeres anónimas que fueron parte de la historia, de un país que intenta no olvidarlas.

 

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