Oruro y la Ley de Imprenta (1925)

Periodistas orureños en un acto cívico
La Ley de Imprenta, promulgada el 19 de enero de 1925, marcó un hito en la historia del periodismo en Bolivia. Este acontecimiento consolidó al ejercicio periodístico como un pilar fundamental en la construcción de nuestra normativa jurídica y democrática, otorgándole un marco que garantiza la libertad de expresión y el acceso a la información en un contexto de profundas transformaciones sociales y políticas.
Oruro, con su rica tradición cultural e histórica, comparte un vínculo especial con esta normativa. Mientras la Ley de Imprenta celebra un siglo de existencia, la Asociación de Periodistas de Oruro se aproxima a sus 99 años de vida, un testimonio de la relevancia de la región en el desarrollo del periodismo nacional.
En la década de 1920, Oruro era un hervidero de actividades económicas y sociales, donde predominaban los artesanos, comerciantes, mineros y agricultores. Entre las ocupaciones registradas, destacaban los mineros con 1.913 trabajadores, seguidos por los comerciantes (1.735) y las costureras (1.107). Sin embargo, resulta llamativo que la profesión de periodista no apareciera oficialmente reconocida. En su lugar, se identificaron 32 "impresores", quienes probablemente eran los propietarios y operadores de las imprentas que daban vida a los periódicos de la época.
Este contexto nos transporta al 16 de abril de 1926, cuando un grupo de intelectuales orureños, conscientes del papel clave de la prensa, fundó el Círculo de la Prensa de Oruro. Entre sus integrantes se encontraban los directores de importantes publicaciones como La Patria, La Prensa, La Nación, Páginas Libres, La Acción, El Trabajo, El Ferrocarril y el semanario Feminiflor, entre otros.
Una figura que destaca en esta narrativa es la de Betsabé Salmón Fariñas, directora de Feminiflor y madre de Luis Ramiro Beltrán, quien más tarde se convertiría en una figura trascendental del periodismo boliviano. Betsabé simboliza el inicio de la incursión femenina en un ámbito que, en ese entonces, era percibido como exclusivo de los hombres, sembrando las semillas de una equidad aún en construcción.
Estos antecedentes históricos nos permiten comprender las condiciones en las que surgió la Ley de Imprenta y cómo estaba configurado el gremio periodístico en sus albores. En ausencia de carreras universitarias en Comunicación, los periodistas eran intelectuales apasionados por informar, movidos en su mayoría por un compromiso ético, aunque también por intereses políticos en algunos casos.
Desde su promulgación, la Ley de Imprenta ha sido crucial para proteger el ejercicio libre y responsable del periodismo en Bolivia. Sin embargo, su implementación incompleta y los intentos de desvirtuar su esencia mediante judicializaciones ajenas a su marco legal representan desafíos que no deben ser ignorados.
Hoy más que nunca, resulta imperativo fortalecer esta normativa para garantizar que el periodismo siga siendo un baluarte en la defensa de la democracia, la transparencia y los derechos humanos. Solo así podremos honrar el legado de quienes, con tinta y pluma, forjaron los cimientos de una prensa comprometida con la verdad y la justicia.
Por Marco A. Flores Nogales
Periodista