"Chile debería debatir en la Constituyente el modelo presidencial y mostrar a América Latina que el sistema parlamentario funcionaría mejor contra los populismos"
Preparativos de la constituyente en Chile (archivo GETTY IMAGES)
Fuente: BBC News Mundo
Chile elegirá este fin de semana a los 155 miembros que formarán la Convención Constituyente y redactarán una nueva Constitución, proceso que surgió como respuesta a las demandas del estallido social que sacudió al país a partir de octubre de 2019.
El procedimiento, respaldado por un 78% de los votantes en un referendo en octubre de 2020, finalizará en 2022 con otra consulta popular que aprobará o rechazará el texto que sustituirá a la Constitución de 1980 escrita bajo el régimen militar de Augusto Pinochet.
Los miembros, que serán electos de forma paritaria entre hombres y mujeres y entre los que habrá representación asegurada para los pueblos indígenas, tomarán decisiones por mayoría de dos tercios en un proceso que se extenderá de nueve a 12 meses.
En un clima convulso en América Latina, exacerbado por la pandemia y con Colombia como ejemplo más actual, lo que sucede en Chile es observado como un posible ejemplo de cómo atender los reclamos sociales con un proceso democrático que renueve el Estado.
"Esta es una rara oportunidad de centrarse en reformar las bases de un Estado", le dice a BBC Mundo el profesor estadounidense Bruce Ackerman, de la Universidad de Yale.