Habló el fotógrafo que tomó una histórica foto en los Juegos Olímpicos de París 2024: “Estaba preparado”
Gabriel Medina hizo historia en el surf (Photo by Jerome BROUILLET / AFP)
Los Juegos Olímpicos de París han generado innumerables imágenes memorables, pero una foto en particular se ha convertido en el fenómeno viral del evento. La misma no provino de París, sino de las majestuosas olas de Teahupo’o en Tahití. Allí, en uno de los escenarios más remotos y espectaculares, se llevó a cabo la competencia de surf, y fue donde Gabriel Medina, la estrella brasileña y tres veces campeón de la Liga Mundial de Surf, protagonizó uno de los retratos más icónicos hasta la fecha.
“No me sorprendió, estaba preparado”, declaró Brouillet, de 39 años, en una entrevista telefónica con The Washington Post. “Yo y los otros fotógrafos en el barco supusimos que iba a hacer un salto, y eso fue lo que hizo. Entonces apreté el botón”. La velocidad y precisión del fotógrafo resultaron en una toma perfecta que capturó un momento efímero y que representó toda la jornada de surf.
La distribución de esta imagen por la agencia de noticias con sede en París y Getty Images resultó en una rápida propagación por Internet. “Saqué mi teléfono y tenía muchísimas notificaciones sobre Instagram y cosas así. Hice clic y vi una cantidad inusual de seguidores siguiéndome”, comentó Brouillet riendo. “Entonces supuse que algo estaba pasando, y luego vi primero una publicación de Brasil con la foto, y luego se convirtió en un vórtice… y luego… se volvió viral. Increíble, sorprendente”.
El día fue notable para Brouillet, quien se encontraba junto a otros seis colegas en un barco cerca de la acción. A pesar de no conocer personalmente a Medina, el fotógrafo expresó que es poco probable haber establecido una conversación sobre la foto. “Al igual que yo, él no sabía que esta toma daría la vuelta al mundo de esta manera”, dijo Brouillet. “Para él, fue simplemente otro ascenso a la ola como lo hace cada vez, y yo simplemente lo estaba fotografiando como lo hago cada vez”.
El reconocimiento y la viralidad de la foto resonaron en ambos extremos de la cadena olímpica -el atleta y el fotógrafo. La imagen no solo representó un triunfo personal para Medina, sino también una celebración del arte de la fotografía deportiva y la magia de captar momentos irrepetibles