Guerras de Bolivia” y “Días de Gloria”
Por: Maurice Cazorla Murillo
He tenido el agrado y además el placer de comprometer la lectura de dos libros que me fascinaron, aunque parezca raro, no lo es, siempre y cuando estén vinculados ambos con la misma línea temática. Los había postergado, con la disculpa del autor, por diferentes motivos que impiden una concentración adecuada para el correspondiente análisis, y en este caso era necesario.
Los libros a los cuales hago referencia, corresponden a la autoría de un gran investigador y además amigo personal: Jorge Abastoflor Frey; en esta oportunidad asumí el reto de leer dos de sus obras al mismo tiempo y, puede parecer un despropósito como lo dije antes; sin embargo, ambos libros tienen mutua relación y era necesario realizar una lectura conjunta, terminando un acápite de uno para continuar con el otro por la similitud de los tópicos.
Presento al amable lector el comentario sobre: “Guerras de Bolivia” y “Días de Gloria”, ambos, como bien lo dijimos del autor Jorge Abastoflor Frey, publicados por la Editorial “Los Amigos del Libro”, el primero el 2019 y el segundo en 2020.
Los libros son un recorrido mental a través de nuestra historia, desde el periodo de la guerra de Independencia. Como bien afirma Jorge: “En nuestro país la enseñanza de la historia, basada en libros llenos de vacíos y catástrofes, no hace otra cosa que demoler nuestra conciencia nacional. Se ha destruido la autoestima de las nuevas generaciones mostrando solamente derrotas bélicas en nuestros libros de historia…”
En eventos que pudimos participar y en conversaciones personales, pudimos convencernos que efectivamente nuestra historia “oficial” está plagada de derrotas, solo ensalzamos a quienes murieron en batalla, cuya gloria no se la desmerece, pero existen héroes con rótulo de grandes letras que merecen una mejor consideración.
En este recorrido histórico, nuestro territorio ha sido víctima del asedio de todos los países vecinos sin excepción, comenzando con el Imperio del Brasil que anexó el territorio de Moxos y Chiquitos a su soberanía, incluso antes de la Independencia de nuestro país. Su resultado, por avatares del destino, concluyo en devolver la soberanía a nuestro país en una rara coincidencia el mismo día que se firmaba el acta de Independencia en Sucre.
La invasión del Perú en 1828, que incluyó la anexión del Departamento de La Paz al Perú y que terminó con la participación de los veteranos de la guerrilla de Ayopaya como nos narra el cronista José Santos Vargas. Esto desencadenó en la renuncia del Mariscal Antonio José de Sucre, la invasión de Agustín Gamarra a Bolivia, y el vacío de poder que sobrevino con la muerte del General Pedro Blanco.
El periodo de la confederación Perú-Boliviana, tuvo desde sus inicios la intención de desmoronar el grandioso proyecto de un estado independiente, no solo desde los propios políticos y militares peruanos y bolivianos, sino de los países vecinos. La organización de tres ejércitos marca victorias poco difundidas como Socabaya, Yanacocha, o en el sur como fue Iruya y Montenegro, sin olvidarnos de la capitulación del ejército chileno en Paucarpata.
La segunda invasión del Perú, está narrada de una manera excepcional, provocando una efervescencia de nuestro nacionalismo en la épica batalla de Ingavi, de la cual deberíamos celebrar como la consolidación de la independencia boliviana, frente a la pretensión del nuevamente General Gamarra de anexar definitivamente al Perú toda la república de Bolivia. El destino quiso que haya encontrado fin a sus días en aquella gran batalla y dejar a los peruanos expulsados al Perú, la intervención de los Nacionales de Larecaja y Omasuyos. Esta guerra contó con fuerzas provenientes de todos los rincones del país, rivales como Ballivián y Velasco unieron sus fuerzas con cruceños, cochabambinos, orureños, chicheños, potosinos, chuquisaqueños y otras regiones.
El libro de “Guerras de Bolivia”, el autor nos ilustra sobre aquella campaña iniciada por el reino de España contra las colonias americanas y la actitud bélica contra el Perú. La alianza de los países de la costa del Pacífico, selló definitivamente la pretensión de España de ya no exigir compensaciones por la guerra de Independencia y reconocer a estos países su cualidad de estado. Bolivia participa de este conflicto, si bien no teníamos una flota en el mar, éramos parte de esa alianza.
La guerra más conocida, más compleja en su estudio, como nos comparte el autor, es la guerra del Pacífico, de la cual, celebramos cada 23 de marzo; sin embargo, podríamos rememorar fechas de victorias como Tarapaca, Tambillos u otras acciones menos conocidas. Fue una guerra compleja, que nos encontró en una situación difícil como país, pero acudimos al llamado de nuestro aliado para defender su territorio, como así lo hicimos ofrendando la sangre de nuestros ascendientes en la más grande de las batallas de esta guerra como fue el “Alto de la Alianza”.
Alguna vez nos comentó el autor: “de las guerras conocidas, la guerra del Acre es la menos conocida”. Compartimos esta afirmación. Las acciones de la primera campaña de Cajueiro, Riosinho, Amapa, Bague y Puerto Alonso, nos ayudan a entender que esa primera campaña resultó el país invicto frente a las pretensiones de los gomeros de Amazonas con quedarse con el territorio promoviendo una acción de secesión, que debía terminar con la ejecución de sus cabecillas, pero fuimos condescendientes y les perdonamos sus vidas para luego levantar armas contra nuestro país nuevamente y promover la segunda campaña. Se debe destacar victorias, pero también dos capitulaciones. La acción Vuelta Empresa cuya victoria se opaca en capitulación por la falta de víveres para la tropa y medicinas por las enfermedades que afrontaban nuestros antepasados. La capitulación de Puerto Alonso, luego llamado Puerto Acre, significó la resistencia de varios meses a otro asedio, dejando aquel importante punto hacia el norte.
Sin embargo, el aporte más significativo en esta segunda campaña se la debemos a Nicolás Suarez, ofreciendo no solo recursos materiales sino los propios trabajadores de sus barracas para formar la Columna Porvenir que logró expulsar a los filibusteros del Bahía, lo que actualmente es la ciudad de Cobija, capital del departamento de Pando. Las otras victorias de Palestina y Puerto Rico, nos deben ayudar a reflexionar sobre estas acciones, si bien se cedió territorio al Brasil, se consolidó la soberanía en el Madre de Dios y con el tratado de Petrópolis el dominio en el triángulo Foianini en el Rio Paraguay.
La guerra del Chaco, apasiona últimamente a nuestra generación, pero que se conoce poco de las grandes victorias como Kilómetro 7, Villa Montes, Ñancoraiza o la muy célebre acción de la sección de Hierro de Félix Méndez Arcos.
EL libro “Días de Gloria”, concluye con la guerra del Chaco, pero “Guerras del Bolivia”, incluye la Segunda Guerra Mundial, en la que nuestro país declaró la guerra al eje, luego de superar inclusive un intento del espionaje inglés para involucrar a los Estados Unidos en el famoso “Putch Nazi” del cual Bolivia sin saberlo se vio involucrado. No enviamos un ejército, pero la explotación minera fue considerada estratégica para la causa de los aliados.
Inevitablemente, la guerrilla de Ñancahuazu está incluida en la última parte, en la que el ejército de Bolivia tuvo que operar en la región de Vallegrande concluyendo con la derrota de la guerrilla y el apresamiento de su comandante Ernesto “Che” Guevara. Aun los ex combatientes se reúnen y aun también nos pueden compartir sus testimonios. Fue un conflicto frente a una presencia extranjera que amenazaba nuestra integridad y soberanía.
Luego de concluir con la lectura, siento que antes fuimos más nacionalistas, había un sentido de Patria. Sin embargo, tuvimos una historia complicada de tomar el poder, lo que significó la postergación económica de nuestro país en el siglo XIX, sin embargo, cuando eran convocados nuestros patriotas, siempre estuvieron presentes y ofrendaron su propia vida por la integridad del país, como se demuestra en estos hechos.
Con estos libros no solo tenemos una relación histórica, sino nos abre las puertas del conocimiento de los hechos más significativos que impulsarán a sentir aquello que los antepasados tenían: el sentido de Patria, de pertenencia e identidad; de repente, ausente en estos días, pero que oportunamente nos invita a reconocernos como bolivianos.
Nuestra historia oficial es ingrata, dejemos de celebrar las derrotas para celebrar las victorias, y recordemos a nuestros héroes, citamos una cita de uno de los capítulos que resume lo que queremos decir: “El soldado no muere en el campo de batalla sino cuando su Patria lo olvida”.
“Días de Gloria” y “Guerras de Bolivia”, desde nuestra humilde palestra recomendamos su lectura, por su agilidad, dinámica y la invitación a recorrer esos episodios para imbuirnos aquel nacionalismo debilitado en nuestro tiempo. Invitamos a la lectura y sentir que nuestra historia es de Gloria y heroísmo, no solo de derrotas y héroes vencidos.
Otro libro del autor nos espera: “Los siete sellos”, pero aquello merecerá otras líneas.