
Le llaman Pancho y constituye un extraño caso de stress animal ya que cada día utiliza su poderoso pico para quitarse todas las plumas que están a su alcance y como muestra la fotografía, sólo mantiene las de las alas y parte de la cola.
Es un loro que se mantenía en cautiverio en una propiedad agrícola a las afueras de Santa Cruz, en una muy pequeña jaula de hierro donde su alado cuerpo apenas cabía, el animalito vivía sin poder moverse, completamente estresado.
Sus actuales dueños lo liberaron de la tortura a que estaba sometido y desde hace 20 años lo alimentan, le brindan cariño y vive al aire libre.
Porque él mismo se encarga de cortarse las plumas de las alas no puede volar, es hablador, aunque celoso del espacio que ocupa al que nadie que no reconozca pueda acercarse sin recibir un doloroso picotazo.
Pancho, “el loro Kalancho” ahora vive feliz y en dos décadas no perdió la costumbre de quitarse todas las plumas de su cuerpo.
