Pedro Glasinovic V. (*)
EL FULGOR.com
José Ballivían, fue el hombre genuino de su tiempo, de las oposiciones, del claro – oscuro de la vida, de la real gloria de la patria, de los contrastes, enemigo de los politiqueros tramoyeros y de los ladrones fiscales. pero sobre todo aquello, fue el hombre “que sólo tuvo un corazón para amar a Bolivia y una espada para defenderla”.
Así describe Arnaldo Mejía Méndez, a José Ballivían, el Vencedor de la Batalla de Ingavi, que consolidó la independencia de Bolivia, el 18 de noviembre de 1841, , en su obra “BALLIVÍAN EL PATRIOTA ESTADISTA (El Beni Agradecido).
Y es que Mejía Méndez, tiene la autoridad moral e intelectual para asumir la defensa de la vida y obra de José Ballivían, creador del departamento del Beni, ante intenciones aviesas de un grupo de pseudo intelectuales que mancillaron el nombre del patriota e incluso tuvieron la idea de destruir a picotazos, el monumento del Vencedor de Ingavi, que adorna la plaza principal de Trinidad.
Idea que sólo quedó en eso, ante la evidencia histórica que demuestra el autor que Ballivían fue un patriota y un verdadero estadista.
Esta obra es el resultado de una minuciosa investigación que escarba en lo más recóndito de la historia a través de la consulta de varios libros de destacados autores como Tomás Frías, Alcides Arguedas, José Manuel Aponte Humberto Vásquez Machicao, Miguel Domingo Saucedo, Manuel Límpias Saucedo y de la escritora estadounidense Janet Groff Greever: José Ballivían y el Oriente Boliviano.
Este libro de Mejía Méndez, contiene hechos reveladores de la condición de estadista de Ballivían, su visión de país, el desarrollo del hasta entonces conocido como Territorio de Colonias y a partir del 18 de noviembre de 1841, como departamento del Beni.
Como por ejemplo que, Ballivían, se adelantó en 100 años a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948, cuando el 6 de agosto de 1842, aprobó un decreto que elevaba a la categoría de ciudadanos a los habitantes de Mojos y de todos los pueblos comprendidos dentro de los límites de la antigua provincia.
El artículo segundo de ese decreto al elevar a la “clase de ciudadanos bolivianos y como tales capaces de los derechos de igualdad, libertad y propiedad, que las leyes garantizan a los bolivianos, con sólo las restricciones y modificaciones que la ley establece, termina con la esclavitud a la que estaban sometidos los indígenas de esa, entonces, alejada región de Bolivia.
Pero no sólo eso, el decreto declara a los indígenas propietarios de las casas que ocupan debiendo los Corregidores, dice, mandar a construir en el plazo de un año, el número de habitaciones correspondientes a los matrimonios que hubiera en cada pueblo y sus dependencias.
Ballivián no se olvida de las mujeres a quienes libera de “todo trabajo o servicio personal forzado a favor del Estado, y toda contribución, gabela o tributo, ya sea en provecho del gobierno, ya en beneficio de los empleados civiles o eclesiásticos de los pueblos”
En ese tiempo los indígenas eran considerados seres inferiores y eran explotados tanto por el Estado, por los propietarios de tierras como por la iglesia, Ballivián, les devuelve su condición de ciudadanos bolivianos al igual que el resto de la población nacional.
El autor, describe varias facetas de la vida del Vencedor de la batalla de Ingavi, que consolidó la independencia de Bolivia, cuando en las pampas de Ingavi, cerca de la población paceña de Viacha, derrotó al ejército invasor bajo el mando del general peruano Agustín Gamarra.
Inmortales quedaron sus palabras y su arenga antes de la batalla: “Soldados, los enemigos que tenéis al frente, pronto los veréis desaparecer como las nubes cuando las bate el viento”, que brillan en la base del monumento al héroe.
La batalla concluyó con la muerte del general peruano Gamarra, y la huida de lo que quedaba de sus tropas hasta cruzar el río Desaguadero, límite con el ahora vecino país.
El triunfo de Ingavi, consolidó la independencia de Bolivia y se la debe al gran José Ballivián.
Su gobierno de poco más de seis años, se caracterizó por su pasión desenfrenada por Bolivia, por su visión de estadista y su manejo honesto de la cosa pública, además de apoyo a la cultura.
Este gran hombre, según refleja Méndez Mejía, murió pobre, sólo y en la miseria, aquejado por la fiebre amarilla, un 15 de octubre de 1852, a la edad de 47 años, en Río de Janeiro, Brasil, donde estaba desterrado.
Una obra del fecundo escritor beniano Arnaldo Méndez Mejía, que rescata la figura de Ballivián, el cual merece el reconocimiento y agradecimiento de todos los bolivianos por su gran legado en favor de la patria.
Este escritor de gran calado tiene en su haber varias obras dedicadas en su integridad al Beni, su terruño al que ama y defiende con mucho brío, entre ellas podemos citar Moxos: Simbiosis de Leyenda. Historia y Realidad, Por los Senderos del Cuento, Cuentos Fáunicos y Relatos Culposos, Primera Antología de Viejos y Nuevos Cuentos, Manual del Patriota, Beni, Tierra Nuestra y Pasión de Vida, Elogio a los Sinvergüenzas, Poetas de Huellas Inborrables, Sembrando Jaikus, Benianos de Alma Musical y Visión Sobre la Identidad de Mojos-Beni, además de Lunario de Sueños, todas agotadas.
Arnaldo Mejía Méndez dedica gran parte de su vida, sino toda, a su gran pasión: el Beni.
(*) Periodista. Premio Nacional de Periodismo 2024.